Fráncfor bajo cero
Fráncfor bajo cero Artemisia había llegado a Fráncfort por pura casualidad. Su permiso de turista en Israel le permitiría estar solamente un mes y no un mes y medio como rezaba en su tiquete de regreso. C uando fue a notificar el cambio de fecha, el dependiente de la aerolínea le brindó como única opción, cambiar el vuelo haciendo una escala en Fráncfort, pues la aerolínea sólo volaba a Bogotá cada fin de semana. Dubitativa aceptó, mientras el agente , en su ladrado inglés le daba las instrucciones: ― Debes llegar a Fráncfort, anunciarte con un agente de Luftansa , ―su acento aleman salió a pleno pulmón, ―y continuó ―, para que te incluya en el vuelo d el próximo fin de semana y te dé el voucher del hotel. ― Recitaba las instrucciones aprendidas de memoria. ― Comidas, bebidas y transporte local corren por tu cuenta, ― enfa tizó y cerró la lista de instrucciones ― . Al cabo de unos segundos, la miró hierático: ― E l hotel queda cerca del aeropuerto Fráncfort Main, puedes llegar en ...