2ª PARTE, EL VALOR DE 1 AMISTAD, 3 VIAJES Y 1 HOMENAJE
Compartiendo el almuerzo de bienvenida con Álvaro |
Segundo Viaje a Israel
Con la premura que siempre me ha
caracterizado en esta vida, armé mis maletas con el fin de pasar un mes de
vacaciones y disponerme a vivir con espíritu aventurero, un viaje que con el
tiempo califiqué de alucinante. Entre otras cosas tenía mucha curiosidad de ver
cómo había quedado la construcción que había empezado a construir el padre
Álvaro con un empresario palestino-francés, desde hacía ya varios años atrás en
Jerusalén, la ciudad de los 70 nombres. A mi llegada, por segunda vez a TelAviv, me encontré esta vez con gente más
amable en el aeropuerto, por lo menos el interrogatorio no se me hizo tan
intimidante.
Vistas del Centro Vicentino - 10 rue Zamenhoff, Jerusalén |
Izquierda arriba, desde Masada; izquierda abajo, panorámica desierto de Judea y derecha abajo, bajada a cisterna. |
Otra vez en
Masada, esta vez para visitar la maravillosa cisterna encontrada allí. Vean
pues, una casa de baños, un complejo acuático en pleno desierto, con agua
traída de no sé dónde y subida a 440 metros de altura sobre su propio nivel, no
sé cómo. Complejo de baños que constaba de cuatro estancias en torno a un patio
con una pequeña piscina. En él se podían diferenciar claramente varios espacios
y en ellos, los gustos de los romanos por los baños termales; ya el vestuario, la
sala templada, la sala fría, o ya la sala caliente, con su propio sistema de calefacción, para mayor sorpresa mía.
Aquellos baños
se convertirían en el preludio de mi día de relax y admiración de una
naturaleza que, a pesar de mi ignorancia no estaba muerta, -todo este escenario
está en el Mar Muerto-, más bien, esperando por la audacia del hombre para
reverdecer. Así, proliferación de clínicas y tiendas de belleza, que
aprovechando el barro del mar muerto, prometían -y lo siguen haciendo en
nuestros días-, la eterna juventud, la extinción de las líneas de expresión
facial y el destierro de la grasa localizada, -destierro a la manera de Israel hacia
Babilonia en tiempos de Nabucodonosor-. Fue una delicia estética, un toque de ahava,
un caprichito que duró lo que dura un chocolate en manos infantes, dada la mala piel que me tocó habitar.
Complejo de baños romanos en Masada y P. Álvaro Restrepo. |
Arriba, hombre lodo, panorámicas del Mar Muerto y del desierto de Judea. |
Y como si fuera poco, al día siguiente mi viaje a Haifa –ciudad israelí que dista 152 kilómetros desde Jerusalén-, recorrido que hicimos en carro, por 1 hora y 45 minutos, para encontrarse al final del recorrido con una ciudad-puerto, moderna y de cara al mundo. Allí me dejé maravillar por el templo Bahai Taringa ubicado en el Monte Carmelo -"Punto de Amanecer del Recuerdo de Dios", lugar para la adoración de la Fe bahá'í (rama del Islam Chií)-, y sus exuberantes jardines que dominan desde la colina hasta llegar al mar, como símbolo de la armonía con el entorno y de la belleza, conceptos fundamentales de este credo. Recorrer parte de esta maravilla me hizo pensar en la grandeza humana, pero también en su bajeza, pues a nombre de la religión y de Dios, el hombre ha extinguido culturas y pueblos.
Mi recorrido me trajo de nuevo a Jerusalén en donde deshice mis pasos visitando por segunda, vez lugares que no dejaron de sorprenderme, -la sorpresa tiene que ver con la iglesia del Santo sepulcro y pasa por un asalto cometido por los cristianos Ortodoxos en 1757 y por el incendio del mismo, sin duda alguna, por manos cristianas en 1808, -como para añadirle leña a aquella caldera-.
En día de descanso con un sacerdote brasilero y el P. Álvaro. |
Verán ustedes, visitando la iglesia del Santo Sepulcro –en donde, según la tradición ocurrió la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús-, me encontré con la irónica y casi risible historia de una disputa histórica entre las seis comunidades cristianas, que también según la tradición, encargaron del mantenimiento de dicho templo -católicos romanos (Franciscanos), ortodoxos griegos, ortodoxos armenios, ortodoxos sirios, coptos y etíopes-, la pelea es tan infantil, que las velas que ponían los unos eran quitadas por los otros, -peleas de ése estilo-, mostrando con ello un claro ejemplo de paz y armonía cristiana. No pude parar de reír –me perdonarán si esto sucedió estando dentro del templo-, pero no podía creer semejante idiotez. Al final, calmé mi risa a punta de razón, -nada de lo que es humano me sorprende-. Según se dice, no han vuelto a pelear, sólo por un pequeño muro que construyeron dentro del templo, ¡qué bueno!
Paseo por la Citadela de David en la ciudad antigua de Jerusalen. |
Posando con fondo de la magestuosa Torre de David. |
Saliendo de allí vi con sorpresa existencial como un judío ortodoxo –lo intuí por sus vestidos y crespos-, arrojaba a distancia, como quien no quiere tocar ni ser tocado siquiera por el ápice de un dedo, un par de shekeles a una indigente, -al parecer palestina por sus vestimentas-; quizás por aquel precepto del antiguo testamento de no quedar contaminado, -eso fue lo que interpreté-. Ésa escena hizo que la majestuosidad y brillo que las fortificadas murallas me habían dado, se opacaran, al final somos ruindad, -me dije-.
Tercer viaje a Madrid
Arriba: P. Álvaro; abajo, Luis y compañeros de maestría de varias nacionalidades. |
Agradable visita y buenas vivencias, saludos
ResponderEliminarMi estimado Saúl, gracias por leerme.
EliminarUn gran hombre..vuela alto Padre Alvaro Reatrepo...
ResponderEliminarÁlvaro fue un gran amigo, su calidad humana no tenía límites.
EliminarMe encanta ese compartir sencillo de tan majestuosos e históricos lugares que has visitado. Gracias
ResponderEliminarÓscar, me encanta que te encante. Gracias por leerme.
EliminarQué buena crónica Luis Fernando, te felicito, la manera de contar las cosas transporta al lector a esas latitudes y épocas, y además abres una ventana a tus sentimientos, que son muy nobles. Un abrazo
ResponderEliminarAprecio tu comentario Comunicar La Gabriela, me alienta a seguir produciendo. Un abrazo.
EliminarOhhhhh. Cuanto sentimiento. Una gran amistad que se-adelanto a la-eternidad. Yo me alegro muchísimo al observar cómo disfruta esos viajes, cómo se documenta también previamente para comprobar las historias. Cómo da-a conocer la diversidad de culturas y la rivalizacion para tratar de-dominar. En fin. En esta percibí mucha rapidez en la información. Claro. Taaanto qué admirar y constatar.
ResponderEliminarFelicitaciones. Fíjese que hasta el Magíster lo hizo en España. ��������
Gracias Luz Stella por su comentario y por su visión tan precisa del texto. Sí, es verdad, una premura ante tantas maravillas difícil de decantar. Un abrazo. Mil y mil gracias.
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